Se ha
repetido muchas veces que la historia de la perfumería es tan antigua como la
historia de la humanidad. En las civilizaciones más antiguas, en las culturas
más remotas, encontramos testigos literarios o arqueológicos que nos hablan de
los aromas, los ungüentos y los perfumes. Desde las culturas mesopotámicas
hasta hoy en día, los hombres y en particular las mujeres han tenido una
inclinación o debilidad, por no decir una necesidad, de perfumarse y
embellecerse. Pero la primera pregunta es cuando y como nació el primer
perfume? Cuándo y donde empezó la costumbre de perfumarse?
Los
olores, como los colores o los ruidos, ya existían en la naturaleza en el
momento en que el hombre aparece sobre la tierra. El olor salobre del mar o el
de la tierra mojada después de la lluvia y tantos otros. Pero hay un momento en
que el hombre descubre un aroma nuevo, diferente a todos aquellos a los que
estaba acostumbrado y al que podía dominar, porqué estaba en sus manos el poder
obtenerlo y originarlo. Cuándo fue este momento? Y cual fue éste perfume?
A mi me
gusta pensar que todo se originó allá en la prehistoria, un día en que uno de
aquellos hombres primitivos, que se vestían con pieles de animales, cazaban con
hachas o flechas de piedra y que con trabajo hablaban y se entendían con
monosílabos, encendieron una hoguera para calentarse o para alejar las fieras
que pudieran acecharles y encendieron, por pura casualidad, unas ramas o unas
resinas de un árbol que desprendían un olor agradable, un olor inédito, que
nunca antes habían sentido.
Sorprendidos
y azorados correrían a llamar a los demás componentes del grupo o de la tribu
para que oliesen el humo de aquella hoguera que desprendía una aroma tan
fragante y olorosa. Quizás que el hecho de encontrarla tan agradable y de que
el humo se elevase directamente hacia el cielo, les hizo pensar en utilizarlo
como ofrenda a las divinidades o a las fuerzas sobrenaturales que lo habitaban
y que desde allí arriba regían sus frágiles destinos en la tierra.
Lo
cierto es que todas las civilizaciones antiguas utilizaron el perfume obtenido
por medio del humo del incienso, la mirra, o de otras resinas y maderas para
ofrecerlos a sus dioses y que, hoy en día, todavía son muchas, las religiones
orientales y occidentales que en su liturgia utilizan el olor penetrante del
incienso o de los palitos de sándalo y otras maderas aromáticas.
Las
primeras noticias escritas que nos han llegado sobre el uso de los perfumes las
encontramos en las civilizaciones de la Mesopotamia, cuna cultural de la
civilización occidental.
Entre
las tablillas de arcilla que los sumerios utilizaban para escribir y gracias a
las cuales conocemos hoy su cultura y su costumbres, se han encontrado muchas
recetas para la elaboración de ungüentos y perfumes y otras que hacen
referencia a productos utilizados en sus composiciones.
La
arqueología es otra fuente importante para el conocimiento del pasado y por
tanto una gran ayuda para conocer y estudiar la perfumería en el mundo antiguo.
Gracias a ella sabemos que la reina Schubab de Sumer que vivió por los años
3.500 a.C. usaba cosméticos, porqué en su tumba se encontraron una cucharilla y
un pequeño pote, trabajados con filigrana de oro, donde se guardaba pintura
para los labios.
En la
literatura sumeria, en sus relatos, himnos y epopeyas, en especial la de
Gilgamesh se encuentran muchas citas que hacen referencia a la perfumería y a
la cosmética.
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